Los pies son nuestros principales aliados durante el Camino de Santiago. Etapa tras etapa, kilómetro tras kilómetro, son ellos quienes nos sostienen, nos empujan y nos conectan con el suelo que pisamos. Por eso, al final de cada jornada, merecen un cuidado especial. En el Hostel Bidean, hemos visto de todo: pies ampollados, fatigados, mojados, agradecidos… Y queremos compartir contigo algunos consejos sencillos y efectivos para mantenerlos sanos y listos para seguir caminando.
1. La importancia del cuidado diario
Puede parecer obvio, pero el descanso no lo es todo. Después de cada etapa, cuidar los pies es tan importante como alimentarse bien o ducharse. Una buena rutina de recuperación puede marcar la diferencia entre una ampolla y una etapa cómoda al día siguiente.
2. Lava y seca bien tus pies
Al llegar al hostel, lo primero es quitarte el calzado y dejar que tus pies respiren. Luego, lávalos con agua templada y jabón neutro. Es importante secarlos completamente, prestando atención a los espacios entre los dedos. La humedad es enemiga directa de la piel sana y puede provocar rozaduras o infecciones por hongos.
🧼 Consejo de peregrino: lleva contigo una pequeña toalla de microfibra exclusivamente para los pies. Es ligera, seca rápido y evita compartir humedad con el resto de tu cuerpo.
3. Eleva y masajea los pies
Una técnica sencilla pero muy efectiva: túmbate y eleva los pies sobre una mochila o cojín durante unos 10-15 minutos. Esto favorece la circulación y reduce la hinchazón. Si puedes, aplica un pequeño automasaje con una crema hidratante o antiinflamatoria (como árnica o aloe vera).
En el Hostel Bidean tenemos zonas de descanso ideales para relajar las piernas tras la etapa. A veces, compartir ese momento con otros peregrinos también reconforta el alma.
4. Revisa ampollas y zonas sensibles
Dedica unos minutos a inspeccionar tus pies. Si detectas ampollas, es mejor actuar de inmediato. Una ampolla pequeña puede convertirse en una pesadilla si no se trata bien. Usa agujas esterilizadas y apósitos adecuados si decides drenarlas (aunque muchos expertos recomiendan dejarlas si no son muy molestas).
🚑 ¿No sabes cómo tratarlas? No te preocupes, muchos albergues, como el nuestro, ofrecen un pequeño botiquín básico para ayudarte.
5. Cambia de calcetines: que estén siempre secos
Lleva al menos dos pares de calcetines técnicos (sin costuras y transpirables). Lávalos al final del día y asegúrate de que estén completamente secos antes de volver a usarlos. Un buen truco es colgarlos al sol o cerca de un radiador si el tiempo no acompaña.
6. Deja respirar tu calzado
Airea tus botas o zapatillas. Sácales las plantillas y ponlas a secar. Si llovió o hay humedad, rellénalas con papel de periódico para absorber el exceso de agua.

Kit básico de cuidados para el peregrino
Si aún no tienes uno, te recomendamos llevar:
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Aguja esterilizada e hilo
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Tiritas o apósitos tipo Compeed
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Pomada antirozaduras
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Talco o crema antifúngica
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Aceite de árbol de té (antibacteriano natural)
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Calcetines de repuesto
El Camino es un reto físico, pero también una experiencia personal intensa. Y si hay algo que puede arruinar o mejorar significativamente tu viaje, son tus pies. Dedícales un poco de tiempo y mimo cada día: te lo agradecerán en cada paso.
Y recuerda, en el Hostel Bidean no solo encontrarás un lugar cómodo para descansar, también un espacio donde tus pies (y tú) puedan sentirse en casa.